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  • Foto del escritorAmaia

Visita al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

Actualizado: 26 ene 2021



Ya estábamos en la entrada. El pasillo de la derecha conducía al restaurante y también a la exposición dedicada al Expresionismo Alemán. La sala que nos quedaba en frente, con altos techos y paredes teñidas de un color naranja tostado, albergaba cuadros de inimaginables dimensiones y esculturas en tonos blanquecinos. En esta sala también se encontraban altas palmeras que vivían en maceteros cuyas proporciones correspondían a las necesidades de las plantas. A nuestra izquierda atisbamos una especie de tienda de souvenirs que dedujimos por el trasiego de gente que entraba y salía por una puerta de cristal. La sensación que nos dio al entrar en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza fue de elegancia y un gusto exquisito, que sin lugar a duda debía ser el reflejo de Carmen Cervera y de Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, también conocido como el barón Thyssen. Al validar las entradas del museo, una persona con dotes de recepcionista nos ofreció, con una media sonrisa, un folleto de la historia de la colección.

Así, comprendimos que el inicio de la colección se remontaba a la compra de una serie de esculturas de mármol en la década de 1910 por parte de August Thyssen, abuelo del barón Hans Heinrich Thyssen, al conocido escultor francés Auguste Rodin. No obstante, la innumerable cantidad de obras que componen hoy en día la pinacoteca se debe, en gran parte, al espíritu coleccionista del barón Thyssen y a su padre.


A medida que avanzábamos a través de la exposición permanente, nos dábamos cuenta de que el repertorio de los valiosos cuadros que quedaba ante nuestra mirada era cada vez más grande. Debido a la falta de espacio, en 1980 el barón empezó a plantearse cuál iba a ser el futuro de su colección y tras estudiar las diferentes ofertas que surgieron desde distintos países y organizaciones, y debido a la influencia de su esposa, la española Carmen Cervera, Madrid se convirtió en la sede definitiva. En 1992 se abrió el museo en el Palacio de Villahermosa, por el que estábamos paseando en aquellos instantes, y se exhibieron 900 trabajos de los siglos XIII a XX de artistas como El Greco, Monet, Degas, Van Gogh, Picasso, Kandinsky o Dalí.



Al año siguiente, a través de un acuerdo mutuo, la colección del barón Hans Heinrich Thyssen se convirtió en parte del patrimonio español. El Museo Thyssen en Madrid es uno de los más importantes centros neurálgicos de arte del mundo, formando junto con el Museo Centro de Arte Reina Sofía y el Museo del Prado el ‘Triángulo del Arte’ madrileño.


Este regalo de Navidad convertido en visita, ha supuesto que el museo Nacional Thyssen-Bornemisza pasara a ser uno de mis preferidos de Madrid, solo después del museo nacional Centro de Arte Reina Sofía, que cuenta con exposiciones modernas más acordes al estilo de vida de la época contemporánea. Se trata pues de una experiencia digna de ser saboreada para conocer un poquito más las diferentes corrientes artísticas que se hicieron populares en Europa, las cuales muestran el pensamiento y también la transformación de la sociedad en diferentes épocas.


¡Que tengáis una buena semana!


P.D. Podéis encontrar más información en la página web oficial del Museo Thyssen


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