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Gafas como las de Elton John

Actualizado: 11 may 2020



Este post lo escribiré en castellano, ya que no tendría ningún sentido estar hablando sobre algo que nos concierne a tantos en este país y empleara la lengua más utilizada del mundo a sabiendas de lo torpes que somos, incluso en el intento. Allá voy.


Son muchas las veces que hemos escuchado a la gente decir que las carreras de ciencias están lejos de ser la panacea. Y en algunos aspectos no les falta razón. A la hora de valorar a qué profesión dedicarme, me había fijado en la bioquímica por lo entretenida que me resultaba y lo gratificante que tenía que ser en un futuro emplear el conocimiento en la práctica clínica habitual. Además, tampoco me parecía que la rama biosanitaria fuera tan tortuosa como para descuidar la vida personal de cada uno. Ilusa yo. Estudie bioquímica. Hice un máster. Y empecé a trabajar. Por lo rápido que se describe y lo común que suena, parece que estar sobrecualificado es necesario para optar a un puesto. Hagamos el esfuerzo de no olvidar que no es así.


Actualmente me encuentro trabajando como gestora de proyectos de I+D en un entorno estimulante donde llego a conocer las preocupaciones y problemas a los que se tienen que enfrentar los investigadores. Ahora comprendo el arduo camino que tienen que seguir y lo exigentes que tienen que ser con ellos mismos para llegar a alcanzar esos méritos, porque sino la falta de presupuesto público y la dura realidad les acaba poniendo en su lugar. Un ejemplo son los contratos Miguel Servet, Sara Borrel, Juan de la Cierva o Juan Rodés, que están financiados por el estado y tienen la finalidad de ayudar a los investigadores que trabajan en España a estabilizarse en su carrera profesional. Para mí son conceptos intangibles, etéreos, ya que llegar a ser candidato es como ganar el euromillón o disfrutar de un día soleado en Escocia. Por eso, durante mi experiencia trabajando he llegado a dos conclusiones:


La primera es que, tras haber realizado un máster, en el ámbito biosanitario no se llegan a conocer todos problemas que atañen a la parte clínica y por tanto es indispensable especializarse en un área. La segunda es que, efectivamente, la carrera de los investigadores está muy descompensada, al menos en este país, si en la balanza comparamos el sacrificio y los años de estudio con las salidas laborales.


A pesar de que la realidad sea un tanto oscura, toca ponernos gafas como las de Elton John y pensar que nuestro futuro no será tan tétrico porque para ello haremos lo que esté en nuestras manos. Por eso en el post me gustaría compartir las opciones que existen en este país para desarrollar una tesis, que es lo que dará pie a una carrera científica plena y la posibilidad de estabilizarse en esta rama. El caso de los sanitarios asistenciales es diferente ya que sus empleos son más estables y no corren ese riesgo continuo de perder su puesto. Por tanto, me dirigiré a aquellas personas que, tras haber obtenido el título de máster, sientan la necesidad de seguir estudiando y se les ponga la piel de gallina cuando escuchan la palabra investigación.


Desde el Fecyt, han desarrollado un mapa para que los más torpes no nos perdamos en el camino (thanks Fecyt ;-).



Una vez terminado el máster, el siguiente paso es encaminarnos en la vía predoctoral, que se define como todo trabajo de investigación con carácter académico que se desarrolla antes de obtener el título de doctor. En España existen ayudas públicas y privadas, nacionales y autonómicas para que las personas que deseen alargar sus estudios puedan hacerlo a la vez que ganan un sueldo. Soy de la opinión que es mejor no hacer un doctorado si no se va a cobrar.


Las cuatro líneas más importantes de ayudas predoctorales públicas son los contratos Predoctorales para la Formación de Doctores (son las antiguas FPI), convocada por el Ministerio de Economía y Empresa (MINECO); las ayudas PFIS e iPFIS, convocadas por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) que pende del Ministerio de Ciencia e Innovación; y las ayudas para la formación de profesorado universitario (FPU) que convoca el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Además de estos cuatro, las ayudas Rio Hortega tienen el objeto de contratar profesionales con actividad clínico asistencial, que hayan superado la formación sanitaria especializada (FSE), para el desarrollo de un plan de formación en investigación en ciencias y tecnologías de la salud.


Otra de las opciones para llevar a cabo el doctorado es que la entidad donde se vaya a realizar el estudio contrate a la persona interesada. Un ejemplo de cómo se podría llegar a esta situación es cuando la persona candidata tiene buena relación con un grupo de investigación que trabaja en una universidad, instituto de investigación, hospital, centro de I+D, etc. Una opción es que el sueldo provenga de un proyecto de investigación que les haya sido concedido al grupo. Muchos investigadores realizan su actividad diaria gracias a ayudas de convocatorias que les fueron otorgadas.


Quizá la más común para el desarrollo de proyectos de investigación clínica sean los Proyecto de Investigación en Salud, de la convocatoria Acción Estratégico en Salud (AES) que publica anualmente el ISCIII entre los meses de enero y marzo. Si es el caso de un grupo que habíendolo solicitado se lo han concedido, y requieren contratar a una persona para la vida del proyecto (3 años), esta puede ser una buena opción. Esto es, tener dedicación exclusiva al proyecto y que los experimentos y datos que se realicen a diario sirvan para desarrollar una tesis a tiempo completo. Existen casos en los que se están realizando doctorados de esta forma, y cuentan con las siguientes características:


1) Aunque un Proyecto de Investigación en Salud dura 3 años, el personal contratado solo puede trabajar durante 2 años y medio. A pesar de parecer que este tiempo no es suficiente para realizar una tesis (la mayoría son de 4 años), la duración mínima para estar matriculado en un programa de doctorado en España es de dos años.


2) Según tutores que han dirigido dichas tesis, la mejor opción es presentar para su evaluación un conjunto de trabajos publicados por el doctorando, también conocido como tesis por compendio de publicaciones, en vez de la tesis tradicional.


3) Dado que la tesis se realiza a partir de un proyecto, los objetivos y la hipótesis vienen descritas con claridad desde el momento en que se empieza la investigación.


4) La mayor diferencia respecto a una ayuda ministerial mencionada anteriormente es el sueldo y la duración del proyecto. Al estar contratado por el ISCIII, suele ser el doble que las FPU y FPI y algo superior que las iPFIS y PFIS.


5) También existe la posibilidad de dedicar 60 horas anuales a dar clases en la universidad y entrar en la categoría de Personal Investigador en Formación (PIF).


6) Está la posibilidad de realizar un doctorado con mención internacional, que otorga un valor añadido a la titulación. Para ello se deberá realizar una estancia mínima de tres meses fuera de España. Para que cuente con este sello, además se deberá usar la lengua oficial del país de residencia para presentar el trabajo final y también escribir, al menos, el resumen y las conclusiones.


Mis conocimientos acerca de este último tipo de contrato (con cargo a un proyecto) se debe a que me ha tocado vivirlo de cerca y conozco sus características lo suficiente como para hablar de su existencia. Todas las ayudas cuenta con sus peculiaridades y se suman puntos si se conocen y aprovechan las ventajas que ofrece cada uno respecto a las condiciones y posibilidades del candidato. Como dijo Ortega y Gasset, "yo soy yo y mi circunstancia".


El porcentaje de personas formadas en un país es síntoma de riqueza y no debemos permitir que un doctorado para muchos suene tan lejano. No lo hacen los cerebritos, no tienes que ser Einstein para tener una tesis y lo más importante, no está permitido pensar que nunca llegaremos a hacerlo. Querer es poder.


¡Buen fin de semana!


P.D. Por aquí os dejo los links de las ayudas mencionadas por si os interesa husmear:


-En la página del ISCIII se publica la convocatoria llamada Acción Estratégica en Salud (AES). Dentro de ella se encuentran numerosas ayudas como por ejemplo las mencionadas PFIS e iPFIS y también los Proyectos de Investigación en Salud:



Página para las bases (se debe buscar por el nombre de la ayuda porque vienen todas las que se publican dentro de la bolsa AES, que son un porrón):





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